martes, 5 de enero de 2016

ELTIEMPO

(PUBLICACIÓN PREVIA NO LEER HASTA LA CONCLUSIÓN DEL ARTÍCULO)

El término o vocablo tiempo resulta algo confuso. Cuando decimos ‘tiempo’ ¿a cuál nos referimos al meteorológico o a la magnitud física que contempla un inicio o un fin de un periodo o acontecimiento. Este puede ser pasado, presente y futuro como se conjuga en los verbos. Ejemplo de adverbios de tiempo son ‘antes’, ‘ahora’, ‘después’, ‘luego’ etc.
Los ingleses, más prácticos como siempre, con un idioma inferior en vocablos al ‘rico’ castellano tienen locuciones diferenciadas de denominar al tiempo. El tiempo como medida es ‘time’, y para el asunto climático ‘weather’ con lo que se liberan confusiones.
Aquí en España la acepción meteorológica se satura en espacios televisivos y cada cadena estatal o privada ofrece su información, más o menos, enriquecida con mapas, datos y demás. Se nos habla de anticiclones (representando un tiempo estable y despejado, el que llamamos ‘buen tiempo’, la borrascas que simbolizan los tiempos revueltos, con lluvias, vientos, tormentas, huracanes, ciclones, tornados y demás formas de devastación y que llamamos ‘mal tiempo’
Pero ni el buen ni el mal tiempo es igual para cada momento o situación. Sobre todo en su afectación al campo y cultivo se necesitan de lluvias y tiempos soleados de pendiendo del proceso y momento de cada laboreo. Las propias ciudades grandes y sus tremendas ‘boinas’ de contaminación necesitan de vientos y lluvias, así como la propia limpieza de calles y alcantarillado. En tiempos de antaño las calles se regaban con mangueras saliendo el agua a cierta presión controlada por las manos del regador y a su lado un barrendero con cepillo de raíces ‘rascaba’ y frotaba los suelos dejándoles con un estado bueno de decencia. Los conductos de alcantarilla se limpiaban a menudo para que el agua caída por lluvias torrenciales fluyera continuadamente. Hogaño, hoy en día, Esos vehículos que expulsan un agua con poca fuerza y unas escobas giratorias que tratan de absorber suciedades que el ineducado público arrojamos por estos lares pero al poco de pasar estos artefactos se ve tal cual estaba, nada ha cambiado, todos sigue sucio y el alcantarillado obstruido. Muchas veces la tecnología no supone un avance y encima quita puestos de trabajo.
Es como encargar un mueble en IKEA, muy práctico por cierto o que te lo talle un ebanista (maestro carpintero) la diferencia es clara. Por supuesto la laborada mucho más cara pero la consecuencia mucho más positiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario