(PUBLICACIÓN PREVIA NO LEER HASTA LA CONCLUSIÓN DEL ARTÍCULO)
El
término o vocablo tiempo resulta algo confuso. Cuando decimos ‘tiempo’ ¿a cuál
nos referimos al meteorológico o a la magnitud física que contempla un inicio o
un fin de un periodo o acontecimiento. Este puede ser pasado, presente y futuro
como se conjuga en los verbos. Ejemplo de adverbios de tiempo son ‘antes’, ‘ahora’,
‘después’, ‘luego’ etc.
Los
ingleses, más prácticos como siempre, con un idioma inferior en vocablos al ‘rico’
castellano tienen locuciones diferenciadas de denominar al tiempo. El tiempo
como medida es ‘time’, y para el asunto climático ‘weather’ con lo que se
liberan confusiones.
Aquí en
España la acepción meteorológica se satura en espacios televisivos y cada
cadena estatal o privada ofrece su información, más o menos, enriquecida con
mapas, datos y demás. Se nos habla de anticiclones (representando un tiempo
estable y despejado, el que llamamos ‘buen tiempo’, la borrascas que simbolizan
los tiempos revueltos, con lluvias, vientos, tormentas, huracanes, ciclones,
tornados y demás formas de devastación y que llamamos ‘mal tiempo’
Pero ni
el buen ni el mal tiempo es igual para cada momento o situación. Sobre todo en
su afectación al campo y cultivo se necesitan de lluvias y tiempos soleados de
pendiendo del proceso y momento de cada laboreo. Las propias ciudades grandes y
sus tremendas ‘boinas’ de contaminación necesitan de vientos y lluvias, así
como la propia limpieza de calles y alcantarillado. En tiempos de antaño las
calles se regaban con mangueras saliendo el agua a cierta presión controlada
por las manos del regador y a su lado un barrendero con cepillo de raíces ‘rascaba’
y frotaba los suelos dejándoles con un estado bueno de decencia. Los conductos
de alcantarilla se limpiaban a menudo para que el agua caída por lluvias
torrenciales fluyera continuadamente. Hogaño, hoy en día, Esos vehículos que
expulsan un agua con poca fuerza y unas escobas giratorias que tratan de
absorber suciedades que el ineducado público arrojamos por estos lares pero al
poco de pasar estos artefactos se ve tal cual estaba, nada ha cambiado, todos
sigue sucio y el alcantarillado obstruido. Muchas veces la tecnología no supone
un avance y encima quita puestos de trabajo.
Es como
encargar un mueble en IKEA, muy práctico por cierto o que te lo talle un
ebanista (maestro carpintero) la diferencia es clara. Por supuesto la laborada
mucho más cara pero la consecuencia mucho más positiva.
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